La preservación de la salud vascular no es un privilegio.
El concepto no es nuevo, ya se hablaba de salud vascular desde 2008 que se publicaron por diferentes líderes de opinión en accesos vasculares, lo podemo encontrar en los libros de Nancy Moreau, así como en las publicaciones de Gavecelt y otras autoridades internacionales.
Yo escuché el concepto en 2017, pero no lo internalicé hasta en 2020 que la pandemia de COVID-19 llegó a mi realidad y tuve que poner más accesos vasculares de los que había imaginado. ¿Alguna vez has escuchado la broma entre cirujanos en el que un cirujano le dice a otro: como operas… y luego el punchline es: ¡pero al mismo! y de ser un cumplido a su eficiencia se vuelve una broma respecto a su eficacia; bueno, la razón de porque internalicé la salud vascular viene de que nunca había puesto tantos catéteres en mi vida, pero tampoco había puesto tantos catéteres a los mismos pacientes. Cuando ves como van quedando inutilizables las venas que previamente parecían buenos sitios para puncionar, empiezas a cuestionarte tu propio trabajo.
Las personas con malas venas ¿naces o se hacen?, esa es una manera en la que abordo a los nuevos residentes y médicos Rotantes que pasan por mi clase de accesos vasculares en Tecsalud. Rápidamente empiezan a fluir las experiencias personales y luego se contrasta con lo que alguien leyó o algún maestro les ha comentado. En general la conclusión apunta a que la salud vascular es una responsabilidad compartida, pero mucho de esa responsabilidad la tenemos los médicos y enfermeros que colocamos accesos vasculares y no tomamos en consideración 3 aspectos principales:
Estado del paciente (hay que buscar una buena vena)
Dispositivo (un dispositivos adecuado, con un fr adecuado, número de lúmenes necesarios, situación de la punta del catéter, técnica del instalador, cuidados y mantenimiento del dispositivo)
Terapia de infusión (considerar que vamos a administrar para ver compatibilidad periférica o central)
En general, basta con encuestar a un grupo de instaladores respecto a que tan seguido realizan una medición del vaso que van a puncionar para saber como hemos sido educados un tanto distante al concepto de salud vascular. Lo mismo aplica para un CICC, PICC o punciones arteriales, porque la ocupación de un vaso por el dispositivo vascular disminuye el flujo sin importar el nombre de la vena, y entonces este planteamiento da oportunidad para platicar sobre RAPEVA y RACEVA.
En Tecsalud tuve la oportunidad de dar una sesión para colaboradores en febrero de 2024 y creo que la aceptación fue… adecuada. Después de esto se estuvo fortaleciendo esfuerzos para hacer un cambio en las políticas hospitalarias respecto al fr de los dispositivos, porcentaje de ocupación menor del 30% del vaso y selección de la menor cantidad de lúmenes posibles. Cabe aclarar que estos esfuerzos no son solo míos, mucho tiene que ver la participación de clínica de catéter, UVEH, el actual subcomité de infecciones relacionadas a catéteres y el gran liderazgo y determinación de la directora y subdirector médico; así como otro participes que están detrás del cumplimiento de estas buenas intenciones. Pero me gusta creer que mucho tiene que ver mi participación. Este febrero 2025 estoy planeando una nueva sesión para colaborares en donde podamos comparar nuestro trabajo en 2024 respecto a 2023 y ver que tanto compartimos resultados respecto al modelo de Michigan.
De momento los esfuerzos de llevar la concientización de la importancia de preservar la salud vascular de nuestros pacientes sigue mediante ACÉRCATE, porque el programa actual considera la bibliografía actual para lograr una mayor seguridad y calidad de nuestros procesos de colocación de dispositivos vasculares.